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24 décembre 2012 1 24 /12 /décembre /2012 15:54

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1 La folie Baudelaire,  de Roberto Calasso, Gallimard, 2011.

        Otro libro escrito, quizás, como sólo saben hacerlo ahora los ensayistas italianos: con la inteligencia de las ideas exaltadas por el preciosismo del estilo, y la sensible tentativa de entrar en contacto con el hombre que escribe. Se exploran aquí los fundamentos de la estética de Baudelaire, no sólo a través de sus poemas y prosa, sino también de su intimidad, los testimonios de sus amigos y el imaginario material del poeta. El objetivo: precisar los efectos de lo que Calasso nombra “La ola Baudelaire” que irrumpe en las escrituras de Chateaubriand, Stendhal, Nietzsche, Flaubert, Rimbaud, Lautréamont, Mallarmé, llega hasta Proust, y permanece como un molesto hallazgo de la modernidad.

2 Les Confessions de Jean-Jacques Rousseau, Gallimard, 1973.

         Una remota deuda nacida una madrugada del invierno de 2007, al vagar perdido por una callejuela de Grenoble hasta detenerme a leer sobre una tarja: “Casa donde viviera J.J. Rousseau”. Lo que buscaba en las confesiones de este caminante del espíritu: la manera de contarse a sí mismo, la exuberancia del Yo, y las riquezas de sus apreciaciones contrastadas. Incitación, claro, esta lectura, de los ensayos de Jean Jacques Starobinski, compatriota suizo y gran especialista de Rousseau a quien he leído de manera paralela: La transparence et l’obstacle (1957), y el ensayo “Le progres de l’interprète” del libro La relation critique de 1970.

3 François Villon de Marcel Schwob, Allia, 2008.

            Libro encontrado por azar en París en librería de viejos. Schwob y sus Vidas imaginarias son una vieja referencia habanera de las ediciones Cocuyo. En este ensayo de 1912, Schwob, fiel a sus obsesiones, insiste en la vida del más célebre de los poetas franceses de la Edad Media, para especular sobre las relaciones entre las aventuras insólitas de Villon, y la jerga de su poesía que la hace hermética, al igual que la manera particular de emplear el francés antiguo. Incitante además (¿no es cierto?) que un autor de vidas apócrifas trate de imaginar el  origen y el destino de la vida y la escritura de un escritor como Villon,, de cuya desaparición no se tienen detalles…

4 Vies minuscules de Pierre Michon, Gallimard, 1984.

          Al fin comienzo a saldar mis deudas con uno de los pocos grandes escritores franceses de la actualidad. Este libro es el primer gran éxito de este escritor, de una prosa tan preciosista como compleja, lenta, rebuscada. Se cuentan (como lo indica el título) en este libro, las biografías de personas y de objetos, pero como si fueran la experiencia de un mismo sujeto, y conservando una intrigante unidad en su conjunto.

5   La nef des fous (The ship of fools) de Gregory Norminton, Grasset, 2002.

            Leído por casualidad: buscaba ejemplos de cómo narrar una historia a partir de las imágenes de un cuadro. En este caso, La nave de los locos (el único cuadro de El Bosco que posee el Louvre) funciona como fuente de imaginarias historias de cada uno de los personajes del cuadro. Primer libro de este joven autor británico, la novela en realidad se estructura a través de la sucesión de “cuentos” de sus vidas. El cuadro funciona así como el espacio que completa esta suma de anécdotas.

6 Amor y ley en Cervantes de Roberto González Echevarría, Gredos, 2008.

            En este libro el académico  cubanoamericano  interpreta la obra de Cervantes a partir de la tesis de su clásico Mito y archivo: el discurso jurídico, sus conflictos y soluciones funcionan como modelos de la novela moderna. Para la interpretación del Quijote, Echevarría considera que además del derecho es el amor quien fundamenta la visión cervantina de la novela, como demuestra en el capítulo 7. En todo caso, González Echevarría posee el don de hacer amena la lectura de este minucioso y erudito estudio.

7 Virgilio Piñera: de vuelta y vuelta, Ediciones Unión, 2012.

           Sí, a pesar de las limitaciones de su edición, las cartas de Piñera revelan la intimidad del escritor y ayudan así a comprender las génesis y las referencias de sus obras. Libro éste que viene a completar el Virgilio en persona de Carlos Espinosa, y se añade también al valioso testimonio de Antón Arrufat: Entre él y yo.

8 “El pathos cubano” de Lino Novás Calvo, Órbita de Lino Novás Calvo, Unión, 2008. 

           Se trata de un ensayo psicosocial sobre lo cubano, escrito en 1932 y publicado en 1935. Intuitivas y lúcidas, pero de un insistente pesimismo, estas páginas muestran otros aspectos del pensamiento del conocido periodista y del autor de la novela El negrero,  incluida también en este volumen.

9 El año del Calipso de Abilio Estévez, Tusquets, 2012.

        Una novela erótica, escrita como las memorias de una iniciación sexual que, de manera culta y sutil, completa, en las letras cubanas, el itinerario abierto por la autobiografía Antes que anochezca de Reinaldo Arenas. Con este libro Abilio aprovecha la ocasión para explicarse a sí mismo, con las perspectivas que confiere la madurez, su visión personal (corporal) del propio acto creativo: escribir es también una expresión del cuerpo y la sensualidad es el requisito esencial del placer estético, de su admiración y también de su propia creación.

10 Callejones de Arabat de Antonio Álvarez Gil, Terranova Editores, 2012.

          Una sorpresa tardía por no haber podido leer hasta ahora a este cubano que vive en Estocolmo. Sin grandes pretensiones formales, Álvarez Gil cuenta la historia de un funcionario cubano en Moscú en los momentos finales de la caída del comunismo y el auge de la perestroika. Se une así este autor a una curiosa tradición de la novelística cubana de la cual forman parte, Juan Arcocha, Jesús Díaz y, sobre todo, José Manuel Prieto. Sensible homenaje además a las víctimas del estalinismo, y al magisterio de Boulgakov y de su novela El Maestro y Margarita.

*

            Quiero creer que no soy nada original al decir que cada día es más difícil leer mucho y que, por consiguiente, cada vez se lee menos: no hay remedio.

Marcel Proust, en un pasaje de su célebre ensayo Sobre la lectura de 1906, insiste en que un espíritu original sabe subordinar la lectura a su actividad personal. La lectura, añade, es el medio de contacto con otros espíritus, y por tanto la manera de educar las maneras de nuestro propio espíritu. Ahora sabemos que podrían existir otros medios, pero he querido creer que la lectura sigue siendo el ideal para mí.

He tratado, en los últimos tiempos, de adaptar esta idea de Proust al ritmo desenfrenado de mi vida en una ciudad como París, y a un segundo oficio tan exigente como es ser profesor universitario. En primer lugar confronto lecturas críticas con las fuentes, y en segundo, leo lo que tiene que ver con algún proyecto de mi escritura.

Los libros que se citan más arriba cumplieron con una de esas dos premisas: me llevaron a leer y a comprender mejor a ciertos escritores, o intenté que sus sensibilidades pasaran a formar parte de algunas formas deseadas por mí al escribir, quiero decir, al contemplar el mundo.

Foto: Ariane VALDES -PICAULT

 

 

Penultimos Dias

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commentaires

B
Me parece muy buena esta seleccion. Felicidades...se ve ademas que vives en Francia, ja, ja, ja
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E
Dear Armando:<br /> Gracias por tus lucidas lecturas.<br /> Va desde la Guadeloupe, no lejos de esa Tierra, un sol de palabras para el 13.
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V
Gracias por hacernos saber esto!!!!<br /> Hace unos días que me vengo preguntando cuáles serían...
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I
parisino,como me gusto esta resena literaria ! me gustaria leer por curiosidad literiria de vuelta y vuelta sobre el epistolario de virgilio……como lo puedo encontrar? y que tal de El ano del<br /> calipso de abilio????? me encantaria!!!! dime como me hago de estos dos libros y muchas buenas cosas para ti,me debes carta con detalles de cuba,te quiero mucho.
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T
Muy bueno ARMANDO, felicitaciones!!!!!. Increíble, te iba a preguntar por la fotografía , me encanto, y veo q es de tu hija...... Otro beso.
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